jueves, 15 de enero de 2009

Color de rosa....

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Cuando uno esta solo, como yo, anda en blanco y negro.
Es como un negativo, como la tele vieja, como un día nublado.
Y ni nos acordamos que existe un estado mejor.
Estamos tan ensimismados contemplando nuestra soltería, disfrutando de no tener a nadie a quien rendirle cuentas, regodeándonos en la libertad absoluta, que olvidamos que hay algo que vale la pena, más allá de nuestro ombligo.
El amor nos transforma, nos cambia, nos modifica.
Correspondido o no, nos lleva al umbral de lo conocido pero olvidado.
De a poquito el gris se vuelve luminoso, y se mezcla con los colores de la mirada del otro.
Y así todo se va tornando diferente.
Nos calzamos los anteojos de lentes color rosa, y empezamos a ver que las mismas calles que estábamos acostumbrados a transitar de repente tienen árboles, que los domingos a la tarde no nos invitan al suicidio de las horas, sino a caminar descalzos sobre el pasto.
Es ese encuentro, inesperado o no, dilatado por la espera, que nos devuelve los sentidos.
El conejo sale de la galera,y se mete en nuestro bolsillo.
El trébol de cuatro hojas nos saluda desde la maceta, y el hada madrina nos regala los zapatos más lindos.
Y andamos como idiotas, con la sonrisa calzada, con la cabeza erguida mirando al mundo, que vuelve a ser nuestro.

1 comentario:

Santiago dijo...

Che, mucho alarde del amor. El mundo tiene más desenamorados que otra cosa. Preocupate en pensar en ellos. La soltería tiene buenos gustitos.