Tenia hambre de amor de verdad...
Despues de recorrer todos los restaurantes que había, tuvo que conformarse con una ensalada de excusas, aderezada con un par de lágrimas y una pizca de dolor.
Tampoco pediría postre.
El que más le gustaba ya lo había pedido alguien más...
1 comentario:
Me ha gustado mucho tu blog, las palabras pueden palparse y sentirse casi como propias, gran virtud. Saludo.
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