Cuando era niña tenía muy claro lo que quería ser. El único inconveniente era que cada semana quería ser algo diferente. No se puede negar que eso hubiese sido genial, uno podía soñar con ser cualquier cosa y variar de una profesión a otra sin complicaciones. Eran tantas las oportunidades que me planteaba para el futuro, que podía darme el lujo de cambiar a cada momento. Así un día cuando me preguntaban quería ser doctora, veterinaria, maestra, y otro día prefería ser abogada, enfermera, cheff, etc. Era maravilloso tener toda la vida por delante y poder soñar de esa manera.
Pasaba horas soñando con las muchas y variadas posibilidades que tenía para mi futuro. No importaba si estaba confusa, indecisa o si cambiaba de un extremo a otro con facilidad, tenía todo el tiempo del mundo para decidir, toda una vida.
Pero el tiempo fue pasando y con el muchos sueños quedaron atrás, abandone iniciativas, deje atrás promesas, expectativas y muchas de las cosas que alguna vez soné ser. Aun hoy en día, cargando con años de indecisiones y desconciertos, años de inseguridad y pasos en falso, años de continuas transiciones, cambios y desaciertos, sigo sin saber que quiero ser. Yo misma me lo he preguntado una y mil veces, y sigo sin encontrar una respuesta clara.
Ahora me preguntan mi profesión, y no tengo. Mi vocación, y no se si la he perdido o si en algún momento la tuve. Que quiero ser, y siento que tengo demasiados años para no haberme decidido todavía, para no haber determinado mi camino a seguir... en el fondo desearía poder seguir soñando, como cuando era niña, con ser y hacer mil cosas. Pese a todo, sigo deseándolo. Una parte de mi, quiere seguir soñando que hay algo mas... aunque lo siento fuera de mi alcance, creo que nunca perderé las esperanzas de encontrar mi vocación.
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