No se porque, pero cada vez que llega esta fecha, me siento obligada a repasar mi vida, lo vivido.
Este es el pacto que tenemos la vida y yo.
En ese recuento, escurro la memoria y reviso paso a paso, los detalles de mi historia.
Me hago preguntas esperando hallar muchas mas respuestas, y una vez mas vuelvo a confirmar que hay cuestiones que aun siguen siendo un espacio en blanco, una grieta. Una rendija en mi espíritu que intento reparar a menudo y que ya se vuelve casi una mala costumbre.
Me llevo nada mas que 37 años llegar a este punto. Un punto que no se parece en nada a lo que soñé, pero que aun así, no me desagrada. En el camino se marchitaron ideales y verdades que creía absolutas. Archive cartas de amor vencidas y fotografías en cepia. Me mude de casa y de relaciones, menos veces de las previstas. Me senté en boliches a esperar la llegada de posibles maridos y casi siempre me fui antes del primer trago.
Tuve amores que prefiero olvidar y otros que me gustaría no olvidar jamas!
A muchos los deje ir y los vi perderse en el recuerdo como un globo de helio. Algunas veces los extraño... o quizás añoro esa imagen que uno va forjando con el tiempo en la que resaltan las virtudes y se opacan las miserias.
Deje ir amores, oportunidades, afectos, propuestas, sin saber que en ese momento en que mis pasos tomaban un rumbo opuesto, estaba eligiendo llegar hasta acá, con las manos medio vacías o medio llenas y un manojo de dudas en el bolsillo.
Amores que pasaron de largo sin darme cuenta, que me hicieron una guiñada en alguna esquina mientras un rayo de sol me nublaba la vista, que me tocaron el hombro mientras andaba distraída... Que quisieron ser y no fueron... Que quedaron detenidos en el intento, en el espacio tibio entre la duda y el movimiento...Amores sin contorno, sin colores ni sonidos...
Deje ir... pero también dejaron que me fuera... y de esta incuestionable ecuación nació el resultado de mi actual soledad.
Una soledad que no pesa, pero sin embargo molesta.
Una soledad que narra miedos.
Miedo a que el desgano me vuelva impuntual frente a la oportunidad, o de haber perdido la capacidad de interpretar sus señales.
Miedo a una soledad que me vuelva indiferente.
Miedo a tener ganas de abrazar y que no haya nadie alrededor...
