Se va el 2010. En mi caso, agoniza después de haber estado más tiempo bajo los efectos de los sedantes que lúcido. Lo bien que hace en irse... que ni se despida, ni haga el más mínimo intento de quedarse. Su estadía me generó mas complicaciones que complacencias.
Solo se limitó a hacer insinuaciones de las cosas buenas que tenia para regalarme y salvo por una gran noticia y algunos encuentros, se robó mas de la cuenta.
Impunemente me cacheteo en mas de una ocasión.
Fue un año difícil... Irrespetuosamente jodido.
Pero hay revancha siempre la hay, en todo lo hay.
El desquite lo trae el año que ya esta llegando a la estación de tren, que viene en busca de un alojamiento espacioso. Si cumple con lo prometido, en su equipaje traerá menos dudas y más certezas, más acercamientos que promesas, muchisimo más bienestar que miseria.
Traerá la bendición de sentirme libre.
Traerá abrazos.
La emoción anudada en el estomago.
Los momentos que rogaré que se conviertan en eternos.
Las caras de siempre, las nuevas y el recuerdo de las que ya no están.
Los silencios que acrediten las verdades que me calle.
Las amigas. Los amigos.
La familia. Los amigos y amigas que son familia.
La esencia. La decencia. Las presencias.
Los amores creciendo de a poco pero no de a ratos.
Los espacios para mi.
El llanto para el final de las películas que cuenten algo sobre la vida, pero no el llanto para mi vida.
La memoria y el recuerdo como la mas noble manera de revivir a los que se fueron.
El cuerpo sin nuevas cicatrices.
La mente con ganas de inventar.
La pasión comiendo de mi mano.
Y un avioncito de papel que me lleve de paseo por el calendario sin miedo a caer.
Un año sin miedo. Eso quiero.
En horas estaremos diciéndole chau, de pie frente a un nuevo almanaque, el que atacaremos con nuevos colores. Trazare los planes tentativos en color amarillo, los que no resisten modificaciones en azul, los que resumen toda mi esperanza en verde,y seguiré.
El color rojo para los amores que me prestarán los diez dedos para acariciar una promesa.
El violeta para los amigos y el café que arregla el mundo en una charla.
El naranja para dibujar un sol que me recuerde la playa en el invierno.
El negro para subrayar lo impostergable.
El blanco para dejar espacio a la sorpresa y el asombro.
Pongamosle un toque de sabor a las horas que nos quedan del año viejo, y tratemos de prolongarlo para el estreno del que esta viniendo.
Que la consigna de cada uno de nosotros sea disfrutar, vivir a pleno e ir en busca de todo aquello que el tiempo transformará en grandes recuerdos.
Brindemos por lo inmejorable, que esta ahí nomás de derribarnos la puerta.
Feliz 20111!!!!
